Divulgando ciencia en redes

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¿Cuál es la mejor manera de divulgar ciencia? Ésta parece ser una cuestión objeto de debate. En algunos congresos de comunicación científica, he oído decir a algunas personas que la mejor divulgación es presencial, en pequeños grupos, ya que el contacto con el público es mucho más directo y es más fácil darse cuenta de si se entiende la explicación. Otros, en cambio, abogan por la divulgación online. De hecho, puede incluso dar la impresión de que solo aquellas personas que están presentes en las redes sociales, y cuentan con gran número de seguidores, son los verdaderos divulgadores.

Durante los últimos años, he podido probar diferentes formatos divulgativos, incluyendo charlas presenciales y divulgación en redes sociales como Twitter e Instagram. Sin embargo, durante este último año, he divulgado principalmente en YouTube a través de mi canal Cerebrotes, en formato podcast en Mentes Covalentes y mediante  artículos divulgativos, colaborando en diferentes blogs como Naukas y Dciencia.

Crédito de imagen: News Today.

En mi opinión, cada formato tiene sus ventajas y no existe uno mejor que otro. Cuando he dado charlas presenciales, me ha encantado poder interaccionar con las personas allí presentes, sobre todo al final de la charla. Ya sea en colegios, asociaciones de pacientes, centros culturales, festivales de divulgación científica o monólogos científicos mezclados con humor, creo que este formato puede ser una forma excelente de llevar la ciencia a más rincones y conectar de una manera más personal con el público, especialmente cuando se trata de eventos pequeños. Sin embargo, este tipo de iniciativas suelen ser bastante ocasionales y puede pasar mucho tiempo hasta que se repitan, si es que lo hacen. Por lo tanto, si la divulgación científica se redujera a los eventos presenciales, creo que estaríamos perdiendo la oportunidad de seguir transmitiendo conocimiento científico. Además, estos eventos no llegan siempre a todas las ciudades o barrios.

Internet hace posible alcanzar a una mayor cantidad de personas y que el contacto con la divulgación científica pueda ser más sostenido en el tiempo, en vez de limitarse a momentos puntuales. Además, internet permite responder a inquietudes específicas gracias a los motores de búsqueda. En este sentido, es importante destacar que internet es la principal fuente de información para gran parte del público que busca información sobre ciencia. Aunque la interacción no es tan directa como en persona, casi siempre existe la opción de dejar comentarios y entablar conversaciones, respondiendo así a dudas o comentarios de manera pública o privada.

En cuanto a los diferentes formatos dentro de la divulgación en internet, creo que cada uno permite llegar a diferentes públicos y responder a diferentes preferencias:

  • El vídeo permite conectar de manera más personal que por escrito, especialmente cuando el divulgador aparece en pantalla. A su vez, es un método de divulgación muy accesible y que gusta a multitud de personas, siendo especialmente popular entre los más jóvenes.
  • El podcast da pie a una forma de divulgar informal, estableciendo un clima de confianza en el que el oyente tiene a menudo la sensación de haberse colado en una conversación entre amigos que hablan de ciencia. Además, el oyente puede llevar a cabo actividades del día a día, como cocinar, limpiar, caminar o intentar conciliar el sueño mientras permanece a la escucha y aprendiendo.
  • Los blogs de divulgación suelen llegar a una audiencia más madura que el consumidor medio de YouTube. Asimismo, al menos en mi caso, divulgar por escrito lleva muchas veces a reflexiones más profundas y a expresarse de manera más pausada y formal, aunque también es posible darle un carácter divertido a tu blog.

En cuanto a los medios de comunicación tradicionales, como la radio, la televisión y la prensa, creo que es innegable el gran poder que tienen, ya que permiten alcanzar a un público muy amplio, incluyendo personas que quizás no buscarían activamente información científica pero que disfrutan de la divulgación como parte de su ocio si la encuentran en los medios generalistas. Documentales que inspiran y acercan la ciencia al gran público apelando a las emociones, reportajes que profundizan en un tema concreto con entrevistas a expertos, programas de televisión que tratan temas científicos de manera informal y divertida, programas de radio que resuelven dudas frecuentes de los oyentes sobre salud, secciones de periódicos destinadas a temas científicos de actualidad… Todo es bienvenido. Por supuesto, más allá de Internet y de los medios de comunicación tradicionales, no hay que olvidarse de los museos, exposiciones temporales y proyectos que fusionan ciencia y arte, presentando la ciencia como algo creativo y hermoso.

En mi opinión, lo mejor es que exista la mayor variedad de formatos posibles para así llegar a diferentes audiencias y responder a las diferentes inquietudes del público. Las redes sociales, sin duda, no están exentas de sus propias problemáticas, como puede ser la dificultad para diferenciar contenido científico riguroso de mitos y pseudociencias. Para ello, debemos seguir fomentando el pensamiento crítico. La comunidad divulgadora debe también hacer autocrítica para seguir mejorando y no caer en malas prácticas como ridiculizar a las personas que creen en ciertos mitos o tienen poca cultura científica, ya que la mofa solamente aleja más a las personas a las que queremos acercar la evidencia científica.

Está en nuestras manos hacer una divulgación científica de calidad, diversa, inclusiva y respetuosa; que invite a seguir aprendiendo y a mantener un espíritu crítico.

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Por Clara García Gorro (@Cerebrotes), bioquímica y doctora en neurociencia. Clara es una comunicadora científica cuya divulgación se centra en temas de neurociencia, salud y psicología.