Terapia Ocupacional: la gran desconocida

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¿Te suena la Terapia Ocupacional? Es una de las ciencias médicas más joven y más desconocida. La Terapia Ocupacional (TO) pretende la rehabilitación integral del paciente.

Su estudio se inició tras la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos soldados volvían con miembros mutilados y traumas psicológicos. Para su recuperación, era necesario el desarrollo de un nuevo enfoque; así nació la TO. Esta ciencia se apoya en los conocimientos de la psicología, la enfermería o la fisioterapia para ofrecer un servicio individualizado y acorde con las necesidades del paciente; su objetivo es alcanzar la máxima independencia y reinserción posible del individuo en todos sus aspectos: laboral, mental, físico y social. Aunque tiene un amplio abanico de usuarios: niños con dificultades de aprendizaje, personas con discapacidad, drogodependientes…, la TO se ha centrado últimamente en su apoyo a las personas mayores. De hecho, actualmente son muchas las instituciones de la tercera edad las que presentan este servicio.

A pesar de su nombre (ocupacional), que podría sugerir “tener a los pacientes ocupados”, nada más lejos de la realidad. La TO pretende realizar una terapia a través de las actividades del propio paciente, lo cual es muy motivador para el usuario. Desgraciadamente, este servicio es infravalorado tanto por las instituciones como por las administraciones públicas. También, es una gran desconocida para la sociedad española, aunque no así para la sociedad inglesa o americana. Para ilustrar, en Reino Unido hay 75 terapeutas por 100000 habitantes, sin embargo en España hay tan solo 3.8 terapeutas.

Sesión de terapia ocupacional a un grupo de la tercera edad.

Desde la investigación, se están realizando estudios muy prometedores sobre el uso de la TO, especialmente en personas de la tercera edad. Así pues, nos planteamos estudiar, por un lado, el beneficio de la TO en el deterioro cognitivo que sufren las personas mayores, y, por otro, valorar las horas semanales de terapia necesarias para ese beneficio. Trabajamos con 94 usuarios pertenecientes a dos residencias de la tercera edad de la comunidad autónoma de Aragón y una media de edad de 80 años. Nuestros voluntarios se clasificaron en tres grupos en base a las horas semanales de terapia que recibían: 1) no recibían Terapia Ocupacional, 2) asistían a una media de dos horas semanales y 3) asistían a una media de 10 horas semanales de terapia. En nuestro estudio, demostramos que con tan sólo dos horas semanales de TO se puede frenar el deterioro cognitivo (medido a través del MEC o mini examen cognoscitivo) que sufren las personas mayores durante un año pero, además, el grupo que asistía a una media de 10 horas semanales de TO no sólo frenó el deterioro cognitivo, sino que fue capaz de mantener sus funciones cognitivas e incluso algunos pudieron mejorarlas. Nuestro estudio se encuentra en línea con recientes resultados que muestran que este tipo de intervención puede ser una herramienta muy eficaz tanto para el deterioro cognitivo como para el deterioro físico que sufren las personas mayores. Además, recientemente se ha publicado que tan sólo una hora de interacción social a la semana es capaz de tener beneficios en pacientes con demencia.

Está claro que este tipo de terapia debería considerarse una herramienta fundamental para el cuidado de los mayores. El hecho de ayudarles a mantener por más tiempo sus habilidades cognitivas, no sólo mejora su situación anímica y personal; sino que también disminuye los costes de atención a la dependencia. Por lo tanto, una mayor inversión en TO podría reducir los costes de atención a la dependencia. A pesar de todos los beneficios, tanto personales como económicos, que esta terapia puede aportar a la sociedad, aún queda mucho por hacer para llegar a expandir y establecer su uso en otras muchas patologías más allá del deterioro cognitivo, como en el caso del ictus, síndrome de Down, trastornos alimenticios, artritis/artrosis…Por ello, es esencial reconocer el valor de la Terapia Ocupacional e invertir en su investigación.

Por Dr Eva Latorre, SRUK South West Constituency, Institute of Biomedical and Clinical Science. University of Exeter.

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