¿Por qué hay lugares en la Tierra con muchas más especies que otros?

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¿Por qué los animales viven donde lo hacen? Por ejemplo, ¿por qué los marsupiales solo viven en Australia o solo hay lémures en Madagascar? ¿Dónde y por qué aparecen nuevas especies y se extinguen otras? La biogeografía es la disciplina científica que intenta responder a estas preguntas. Saber dónde y cómo han evolucionado las especies es crucial para entender qué áreas del planeta han sido históricamente más importantes en la generación y preservación de biodiversidad. Entender como esta biodiversidad se genera puede ayudarnos a decidir en que regiones del planeta deberíamos centrar nuestros esfuerzos en la protección de la contaminación y la deforestación.

Como todos sabemos, las plantas y los animales no están distribuidos de forma uniforme en la superficie terrestre. Por ejemplo, los bosques tropicales están repletos de infinidad de escarabajos, lianas o pájaros, pero los polos son ambientes mucho más inhóspitos donde solo las especies mejor adaptadas (como los osos polares o los pingüinos) pueden sobrevivir. La noción de que la diversidad de especies aumenta al acercarse al Ecuador fue descrita en primer lugar por exploradores científicos en el siglo XIX (como Van Humboldt o Wallace, a la postre coautor de la Teoría de la Evolución junto a Charles Darwin). Sin embargo, también es obvio que el número de especies no disminuye simplemente con la latitud, ya que hay muchas zonas con la misma latitud que tienen diversidades de especies muy diferentes. Por tanto, los animales y las plantas son en general más abundantes cerca de los trópicos, pero hay algunos puntos con biodiversidad muy elevada diseminados por el planeta. Estos puntos, llamados “puntos calientes de biodiversidad” (o “hotspots”) engloban el 20% de la superficie continental, pero albergan más de la mitad de las especies de la Tierra (Myers et al). Los hotspots engloban 35 regiones en cinco continentes e incluyen zonas muy ricas en especies como los Andes Tropicales, la Cuenca Mediterránea o la Provincia de El Cabo en Sudáfrica.

Fig.1 Mapa de los 35 puntos calientes de biodiversidad. (Imagen de Wikimedia Commons, licencia CC-BY-SA 4.0)

Proteger estos puntos calientes de biodiversidad es por tanto fundamental para mantener la mayoría de la vida animal y vegetal de la Tierra. Pero ¿por qué precisamente estos lugares son puntos calientes? ¿Cómo se creó y acumuló su asombrosa riqueza de especies? Estas preguntas son las que Andrew Tanentzap y yo hemos intentado responder. Hay al menos tres caminos posibles que una región puede seguir para llegar a ser un punto caliente de biodiversidad: una región puede tener muchas especies porque las ha generado de manera más rápida que las regiones circundantes, o porque ha importado especies de sus alrededores de forma más rápida (es decir, porque atrae especies), o por último porque esa región es simplemente más antigua y ha tenido más tiempo para acumular especies. En un estudio publicado en la revista Science Advances (Igea et al) en febrero de 2019, analizamos las distribuciones y las relaciones evolutivas de la gran mayoría de los mamíferos (5302 especies) y pájaros (11093 especies) del planeta. Con estos datos, reconstruimos las tasas de generación y de migración de especies en los hotspots y sus áreas circundantes en todos los continentes. Nuestros resultados muestran dos explicaciones contrapuestas que explican la existencia de los puntos calientes de biodiversidad. Por un lado, los hotspots en las zonas tropicales presentan tasas más altas de generacion de especies comparadas con sus alrededores. Por el contrario, los hotspots en las zonas templadas (es decir, alejados de los trópicos) importaron especies de sus zonas circundantes a tasas más altas. Además, nuestros análisis sugieren que los puntos calientes de biodiversidad tienen temperaturas más elevadas, precipitaciones más abundantes y cambios más acusados en altitud y habitats cuando los comparamos con áreas cercanas que no son tan ricas en especies. Esta complejidad y variabilidad podría por tanto explicar como los hotspots pueden generar y mantener mayor cantidad de especies de plantas y animales a lo largo del tiempo.

Desafortunadamente, la biodiversidad está desapareciendo de forma más rápida que en casi cualquier otro momento de los 4500 millones de años de la historia de la Tierra (Ceballos et al 2015). Estamos inmersos en la “sexta extinción” (la quinta fue la del Cretácico-Terciario en la que los dinosaurios se extinguieron). No cabe duda de que la modificación de los ambientes naturales por parte del ser humano y el cambio climático son los responsables de este drámatico aumento en la desaparición de especies. Por lo tanto, es fundamental entender qué zonas de nuestro planeta necesitamos proteger a toda costa porque contienen la mayor parte de la biodiversidad. Entender como estas zonas adquirieron esa enorme biodiversidad puede además ayudarnos a predecir su respuesta ante los cambios ambientales que ya están teniendo lugar y los que vendrán en el futuro próximo.

Referencias

Myers, N., Mittermeier, R. A., Mittermeier, C. G., Da Fonseca, G. A., and Kent, J. (2000). Biodiversity hotspots for conservation priorities. Nature, 403(6772), 853.

Igea, J., and Tanentzap, A.J.T. Multiple macroevolutionary routes to becoming a biodiversity hotspot. Science Advances, 5(2), eaau8067.

Ceballos, G., Ehrlich, P. R., Barnosky, A. D., García, A., Pringle, R. M., and Palmer, T. M. (2015). Accelerated modern human–induced species losses: Entering the sixth mass extinction. Science Advances, 1(5), e1400253.

Post por Dr Javier Igea. Investigador postdoctoral de la Universidad de Cambridge. delegación de CERU en Cambridge.

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